El sueño del agua

13 Oct

Todavía con los pies sobre la nieve, clavo en el hielo el piolet que,  con determinación, agarra mi mano derecha.  Sólo necesito unas décimas de segundo para cerciorarme de que la hoja ha entrado lo suficiente en el consistente hielo con lo que paso a clavar el piolet de mi mano izquierda. Es cuestión de oído. Soy un músico afinando su instrumento de cuerda. No necesito largos razonamientos para saber que la tercera cuerda al aire suena a Sol. Simplemente lo sé, los piolets han agarrado bien. Sin tiempo a que mi corazón componga una tríada de latidos imito la maniobra con los pies, esta vez clavando los crampones a patadas, mientras mis ojos se encargan de orientar y a la par que,  una vez más, mis oídos se atarean en juzgar. Todo  va bien. Las notas que componen la partitura, al interpretarlas en su justa precisión, van armonizando la melodía que acompaña a esta danza de cristal. Nada más existe.

Mientras mi respiración se une a este concierto que la naturaleza me permite interpretar en una de sus lágrimas congeladas, sigo escalando sin ver más allá de lo que alcanzan mis piolets y mis crampones. Durante esos instantes pienso que un ciego con buen oído podría escalar cascadas de hielo.

Cuando llego a la reunión en la que mi compañero ha estado asegurándome, éste me pregunta: ¿qué tal? Mi respuesta, un escueto “bien”, ha sido un paso en falso en mi vuelta a la realidad. No tardo en asegurar el siguiente paso con un “muy bien”, que me asegura que mi cabo de anclaje está bien chapado a la reunión y que la música ahora le toca escucharla a él, mientras yo, debo permanecer en este pedazo de empirismos, donde la razón toma el timón de cualquier decisión, para velar por la seguridad del que ahora va a interpretar su propia partitura.

Hace un hermoso día. El sol pinta las laderas que tenemos a nuestras espaldas. Apenas sopla viento, la temperatura permite trabajar en la reunión sin guantes.

Casi en paralelo a nuestra reunión, un francés, al igual que yo, asegura al primero de la cordada mientras silba una melodía . Nos miramos y sonreímos. En ese momento siento que la vida cobra su mayor sentido. Que he visto el brillo que desprende la felicidad en esa mirada. Que la frontera entre lo real y lo irreal, entre la vida y la nada, se difumina ante el rotundo poder de la pureza, de la verdad.

Ontinyent, esa gran mayoría silenciosa

30 Sep

Bou Onty“Permítanme que haga aquí en Nueva York un reconocimiento a la mayoría de españoles que no se manifiestan, que no salen en las portadas de la prensa y que no abren los telediarios.” Estas fueron las palabras que pronunció Rajoy el 26S desde su exilio express a NY.

Nací en Ontinyent, Valencia. Un pueblo, a día de hoy, de alrededor de 40.000 habitantes. Este fin de semana se está celebrando el IX Congreso de Toro de Cuerda.  Sí, aquí también está de moda la tradición de torturar toros en espectáculos más propios de un circo romano que de la época en que vivimos. Sí, aquí también luce la ignorancia en su mayor esplendor al amparo de orgías etílicas alrededor de la tortura y la humillación.

Ayer 29S, mientras en todas las ciudades del estado, personas con un nivel de conciencia superior, se manifestaban en defensa de su dignidad como ciudadanos, aquí, en Ontinyent, un toro incrustaba uno de sus pitones en el pulmón derecho de un Ontinyentí de 35 años, produciéndole la muerte en el acto.

Esta mañana, he podido comprobar como el programa taurino ha seguido con normalidad. Ni la muerte, ayer por la tarde, de un conciudadano, ha servido para que la gente tomase algo de conciencia y rectificasen anulando el congreso.

Esto es Ontinyent en su plenitud. Exactamente la mayoría silenciosa a la que tanto apela Rajoy, esa mayoría alienada, a la que se premia con fiestas populares tras fiestas populares, todas ellas con un componen etílico que ayuda en el proceso de anestesia. Esa mayoría sin ética, ni dignidad, sin libros  con toros e iglesia. Esa mayoría incapaz de conocer un estado de conciencia medianamente lúcido ya que la mayor parte del tiempo lo pasan ebrios. Y cuando no, están ejerciendo de esclavos trabajando 12 horas al día para el señorito. O están en casa callados  viendo la caja tonta mientras  sueñan con la próxima fiesta.

Este es mi reconocimiento a esa mayoría que se queda en casa.

El País Valencià ya no puede más.

16 Jul

Hoy ha sido un día histórico para el País Valencià gracias a los trabajadores de Radio Televisión Valenciana. Antes de que cortasen la emisión, y  les echase la policía, han ocupado el plató en el cual se estaba emitiendo el noticiero de mediodía, y durante siete minutos, con megáfono en mano, su portavoz ha roto el silencio que desde 1995 llevaba oprimiendo a esta tierra. Silencio impuesto por el PP para ocultar la realidad de su política y de sus miembros. Una política caciquil, de capitalismo de amiguetes, de mentiras y extorsiones, de repartirse el pastel entre unos pocos quitándoselo a la mayoría. Una política basada en fuegos de artificio de grandes eventos para impedirnos ver el bosque, que es donde ellos roban, acosan a trabajadoras, saquean instituciones benéficas, extorsionan, amenazan. Cierran investigaciones, compran jurados populares, evaden capitales. Y todo esto al amparo de la Iglesia católica y de los grandes empresarios.

La importancia para este tipo de personajes del control de la información es vital para mantener su proyecto. Y bien que lo han hecho. Han gastado mucho esfuerzo y energía en que no se les escapase ni una tílde. Prueba de ello es que ha hecho falta sufrir la mayor estafa financiera de todos los tiempos para que pase lo que ha sucedido hoy.

Diecisiete años son muchos. Se puede hacer mucho daño durante ese tiempo. Y el P. Valencià ya no puede más.

Traducción Comunicado RTVV

16 Jul

Hemos luchado durante muchos años para tener un estatuto, para defender nuestra lengua y nuestra cultura, y nos lo quieren robar todo, haciendo un programa electoral através de Andrea Fabra tanto decir que nos jodan, y nos están jodiendo a todos, y nosotros vamos a luchar, a luchar por mantener una televisión pública al servicio de los ciudadanos, y no al servicio y no la servicio de 4 que han ido apalancándose. Esta gente habla de la crisis mundial, de la crisis que comenzó en 2007. En 2007 Los directivos de esta casa estaban repartiéndose el botín que había saqueado con la visita del Papa. En el 2007 el jefe de recursos humanos d eesta casa estaba acusado de acosar a trabajadoras de esta casa en los despachos. Y ahora nos quieren hacer pagar a nosotros eso. «Que nos jodamos». «Pues no nos vamos a joder». Vamos a luchar para defender nuestros puestos de trabajo. No vamos a dejar que estos canallas nos jodan a nosotros. Ni jodan a la sociedad española. Ni a la valenciana. Los canallas que han robado todo no pueden hacerselo pagar a los trabajadores. Que siempre hemos heco lo posible, y no hemos hecho más porque los directivos de esta casa han servido exclusivamente a un partido de corruptos. La ley de RTVV la aprobó un señor investigado por robar dinero a las víctimas de haití. ¿¡Dónde estamos señores!? Quieren robarnos a todos!! Y no lo vamos a consentir!! Dimisión Dimisión

El poder de la palabra

14 Jul

Victor Klemperer, filólogo alemán de origen judío y casado con una mujer alemana “aria”, durante la guerra vivió en una “casa de judíos” y trabajó en fábricas alemanas auspiciadas por el  Tercer Reich. Durante ese tiempo, realizó un trabajo de campo sobre el uso y manipulación de las palabras, y sus significados,  por parte de los nazis.

Extracto del libro de Victor Klemperer, LTI, Lingua Tretii Imperii (2001 [1947]).

El nazismo se introducía en la carne y en la sangre de las masas a través de palabras aisladas, de expresiones, de formas sintácticas que imponían repitiéndolas millones de veces y que eran adoptadas de forma mecánica e inconsciente. […] Las palabras pueden actuar como dosis ínfimas de arsénico: uno las traga sin darse cuenta, parecen no surtir efecto alguno, y al cabo de un tiempo se produce el efecto tóxico. Si alguien dice una y otra vez “fanático” en vez de “heroico” y “virtuoso”, creerá finalmente que, en efecto, un fanático es un héroe virtuoso y que sin fanatismo no se puede ser héroe. Las palabras “fanático” y “fanatismo” no fueron inventadas por el Tercer Reich; éste solo modificó su valor y las utilizaba más en un solo día que otras épocas en varios años. (Klemperer, 2001: 31-32)

14 Jul

Leo hoy en El País ( periódico con problemas de identidad, pero ese es otro tema) lo siguiente:

El presidente del Bundesbank aconseja a España acogerse al rescate

Y yo me pregunto, ¿De dónde viene ese interés altruista de socorrer al débil? ¿Por qué? Y no menos importante, ¿¡cuándo decidieron ayudar al prógimo como solo Dios sabe hacerlo!?

Comenzaré a contestarme por la última cuestión. Todo empezó cuando Marianico se subió a un barco junto a Merkel, y lo primero que ésta le espetó fue, » ¿eres tú el que digiste, hacerca de mí, que cuando llego pronto, llego quince minutos tarde?» Marianico no contestó. Se levanto tambaleándose por el vavivén del contexto en general, incluida la pregunta, y se quitó la corbata.

Un mal comienzo para una primera cita. Era evidente que ella le estaba dando calabazas, y ya tenía decidido decirle, nein! Por lo que activó un protocolo antisuicidios. EL RESCATE.

¿Por qué? Pues porque el padre de Merkel, el Sr. Deutsche Bank, estaba convencido que las intenciones de Marianico eran interesadas. Marianico quería a Merkel por su dinero.

Es más, le dijo a su hija, mira a ver si se lo dices con saña, a ver si se tira del barco, en el últimomento le salvas, y así podemos pasarle la factura del rescate.

Con esto último, que contesta a la primera pregunta, ¡me doy cuenta de lo más importante!

Los intereses no eran altruistas, ¡¡son católicos cristianos apostólicos y romanos!!, es decir, » a ver si te engaño y echas algo al cepillo»

CauenDios!!

 

 

Hello world!

14 Jul

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