El poder de la palabra

14 Jul

Victor Klemperer, filólogo alemán de origen judío y casado con una mujer alemana “aria”, durante la guerra vivió en una “casa de judíos” y trabajó en fábricas alemanas auspiciadas por el  Tercer Reich. Durante ese tiempo, realizó un trabajo de campo sobre el uso y manipulación de las palabras, y sus significados,  por parte de los nazis.

Extracto del libro de Victor Klemperer, LTI, Lingua Tretii Imperii (2001 [1947]).

El nazismo se introducía en la carne y en la sangre de las masas a través de palabras aisladas, de expresiones, de formas sintácticas que imponían repitiéndolas millones de veces y que eran adoptadas de forma mecánica e inconsciente. […] Las palabras pueden actuar como dosis ínfimas de arsénico: uno las traga sin darse cuenta, parecen no surtir efecto alguno, y al cabo de un tiempo se produce el efecto tóxico. Si alguien dice una y otra vez “fanático” en vez de “heroico” y “virtuoso”, creerá finalmente que, en efecto, un fanático es un héroe virtuoso y que sin fanatismo no se puede ser héroe. Las palabras “fanático” y “fanatismo” no fueron inventadas por el Tercer Reich; éste solo modificó su valor y las utilizaba más en un solo día que otras épocas en varios años. (Klemperer, 2001: 31-32)

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