Ontinyent, esa gran mayoría silenciosa

30 Sep

Bou Onty“Permítanme que haga aquí en Nueva York un reconocimiento a la mayoría de españoles que no se manifiestan, que no salen en las portadas de la prensa y que no abren los telediarios.” Estas fueron las palabras que pronunció Rajoy el 26S desde su exilio express a NY.

Nací en Ontinyent, Valencia. Un pueblo, a día de hoy, de alrededor de 40.000 habitantes. Este fin de semana se está celebrando el IX Congreso de Toro de Cuerda.  Sí, aquí también está de moda la tradición de torturar toros en espectáculos más propios de un circo romano que de la época en que vivimos. Sí, aquí también luce la ignorancia en su mayor esplendor al amparo de orgías etílicas alrededor de la tortura y la humillación.

Ayer 29S, mientras en todas las ciudades del estado, personas con un nivel de conciencia superior, se manifestaban en defensa de su dignidad como ciudadanos, aquí, en Ontinyent, un toro incrustaba uno de sus pitones en el pulmón derecho de un Ontinyentí de 35 años, produciéndole la muerte en el acto.

Esta mañana, he podido comprobar como el programa taurino ha seguido con normalidad. Ni la muerte, ayer por la tarde, de un conciudadano, ha servido para que la gente tomase algo de conciencia y rectificasen anulando el congreso.

Esto es Ontinyent en su plenitud. Exactamente la mayoría silenciosa a la que tanto apela Rajoy, esa mayoría alienada, a la que se premia con fiestas populares tras fiestas populares, todas ellas con un componen etílico que ayuda en el proceso de anestesia. Esa mayoría sin ética, ni dignidad, sin libros  con toros e iglesia. Esa mayoría incapaz de conocer un estado de conciencia medianamente lúcido ya que la mayor parte del tiempo lo pasan ebrios. Y cuando no, están ejerciendo de esclavos trabajando 12 horas al día para el señorito. O están en casa callados  viendo la caja tonta mientras  sueñan con la próxima fiesta.

Este es mi reconocimiento a esa mayoría que se queda en casa.

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